Taittinger Brut Reserva, consistente en su excelencia

Taittinger, fundada en 1734, en Reims, en la región de Champagne, en Francia es una de las pocas casas de champagne que todavía lleva el nombre de sus propietarios. Taittinger es propietaria en Reims de la casa de los Condes de Champagne, cuyo representante más famoso fue Teobaldo IV, quien se dice que trajo de oriente a la vuelta de sus cruzadas el varietal Chardonnay y, de hecho, la vinculación de esta maison con la Chardonnay es más que íntima.

Como ejemplo, Taittinger Brut Reserva está compuesto por un 40% de Chardonnay y un 60% de Pinot Noir y Pinot Meunier, que proceden de más de 35 viñedos diferentes y de varias vendimias perfectamente llevadas a maduración. Esta fuerte proporción de Chardonnay, única entre los grandes champañas sin añada, así como una crianza mínima de tres años en bodega, donde alcanza su plena madurez aromática, hacen de Taittinger Brut Reserva un champagne muy equilibrado, cuya calidad, de una constancia absoluta, es reconocida en el mundo entero.

Este champgne presenta ahora una nueva imagen en su etiqueta, cuyo diseño ha evolucionado y es ahora más limpia y destaca su compromiso con la excelencia.

Este champagne presenta elegantes y finas burbujas, con una mousse discreta y persistente. La nariz, muy expresiva y abierta, es a la vez afrutada y a brioche. Despide aromas de melocotón, de flores blancas (espino blanco, acacia) y de vaina de vainilla. La entrada en boca es viva, fresca, armoniosa. Se expresan luego delicadamente sabores de frutas y de miel. Con potencial para evolucionar.

La familia Taittinger, a la cabeza de la casa desde hacer casi un siglo, tiene un objetivo: conseguir la excelencia. “Tener el nombre familiar en una botella supone responsabilidad y exigencia en cada momento. Esta firma ha sabido gestionar las habilidades y el conocimiento del pasado y el compromiso del mañana al mismo tiempo”, afirma Pierre-Emmanuel Taittinger. Un compromiso que encarna desde hace 40 años y que comparte hoy en día con su hijo Clovis y su hija Vitalie, que desde enero de 2020 es la presidenta de la maison.

Las cavas Taittinger, situadas bajo la abadía de San Nicasio, destruida durante la revolución francesa, fueron excavadas durante la época galorromana y ampliadas por los monjes durante el siglo XIII para guardar los vinos de champaña que comercializaban los benedictinos. Hoy son Patrimonio de la Humanidad.