Niveles moderados de deficiencia de hierro en el viñedo pueden afectar positivamente al perfil volátil y a la calidad sensorial del vino

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La deficiencia de hierro (clorosis férrica) es un estrés ambiental común en viñedos instalados en suelos calizos del área mediterránea. La clorosis férrica restringe la síntesis de clorofila y, con ello, la actividad fotosintética de las cepas, lo cual se traduce generalmente en una pérdida importante de su capacidad productiva, y también de la calidad del mosto. Sin embargo, las plantas afectadas disminuyen el crecimiento vegetativo, obtienen menor rendimiento y bayas más pequeñas, efectos que contribuyen a incrementar la concentración de componentes del mosto, como azúcares y polifenoles (González et al., 2019). Recientemente, se ha demostrado que niveles moderados de deficiencia de hierro en el viñedo pueden tener efectos positivos en el perfil aromático de las uvas Tempranillo (Sánchez et al., 2021), disminuir el pH del vino y mejorar su calidad sensorial (Sánchez et al., 2020).

Los compuestos orgánicos volátiles (COV, como alcoholes, ésteres, aldehídos, cetonas, ácidos grasos, terpenos, lactonas, compuestos furánicos, etc. son los principales responsables del aroma del vino. No se han realizado trabajos de investigación sobre los efectos de la deficiencia de hierro en la composición volátil de los vinos. Estos estudios podrían aportar información útil para evaluar el potencial de calidad del viñedo en campo, de cara a su aplicación en viticultura de precisión.

El objetivo de este trabajo ha sido investigar los efectos de la incidencia de la clorosis férrica en el viñedo sobre la composición volátil y las características sensoriales de los vinos de Tempranillo.