Hablemos de la Bobal
Publicado el Por Raúl Compés López

El pasado 2 de noviembre se celebró en el magnífico escenario de la desacralizada Iglesia de Santa María de Requena (Valencia) el primer Foro Bobal. Se trata de una actividad organizada por la Denominación de Origen Utiel-Requena que congregó a un nutrido y cualificado grupo de actores vinculados con el sistema vitivinícola de la citada denominación. El programa de la jornada se dividía en tres actos: en primer lugar, una degustación de vinos de diferentes bodegas de la D.O.P. elaborados a partir de la variedad Bobal; en segundo lugar, una conferencia del Master of Wine español Pedro Ballesteros y, en tercer lugar, una mesa redonda moderada por Albertina Torres, con la participación de prestigiosos técnicos y dueños de bodegas. Con este Foro, la D.O.P. daba un paso más en su estrategia para dar a conocer, prestigiar y poner en valor la Bobal.
En conjunto resultó un acto sobresaliente, ya que logró su objetivo de concitar interés y trasladar la capacidad de la variedad autóctona para mejorar la rentabilidad de la producción vitivinícola en la zona. Entrando en los contenidos, además de la posibilidad de poder catar (con el acompañamiento del rico “bollo requenense”, que se agradeció a esas horas de la mañana) una amplia y diversa muestra de vinos representativos de las distintas formas de elaborar e interpretar la variedad de uva Bobal; lo más interesante del Foro fue poder escuchar las opiniones de Pedro Ballesteros, que disertó sobre las posibilidades agronómicas, enológicas y comerciales que ofrece la variedad para aportar singularidad y sostenibilidad a la actividad vitivinícola de Utiel-Requena.
El único Master of Wine español demostró ser un conferenciante brillante y atrevido, cuya independencia y transversalidad de conocimientos le permite expresar juicios contundentes sobre aspectos controvertidos, lo que estimula el debate.
Dejando a un lado las reflexiones de naturaleza tecnológica, de las ideas que expuso son especialmente pertinentes las referidas a la necesidad de contar con viticultores profesionales y con bodegas “icono” capaces de tirar del resto y extender sobre ellas su prestigio. También resultaron muy apropiadas sus afirmaciones sobre el papel de la demanda en la construcción de una industria rentable del vino, en particular de los compradores y prescriptores extranjeros (preferentemente de países ricos con cultura del vino habituados a comparar y elegir, como es el caso de los anglosajones), lo cual no es óbice para adoptar una posición prudente sobre la exportación, sobre todo cuando se trata de vinos de precio medio y bajo.
Pedro Ballesteros señaló los límites comerciales de tendencias de moda como el “vino ecológico” o las “viñas viejas”; se desmarcó de técnicas que (como el regadío y la espaldera) aumentan la producción pero no el valor; reivindicó las iniciativas asociativas privadas para defender intereses comunes en materia de calidad, mostró su escepticismo sobre el papel de las DD.OO. españolas en la zonificación del territorio que controlan, lamentó la debilidad de la demanda y el insuficiente reconocimiento local y puso el foco en el precio de la uva como factor clave para determinar la viabilidad de la actividad vitícola en un territorio.
A este respecto, su análisis sobre la formación del precio de la uva y su relación con el precio del vino resultó uno de los pocos aspectos discutibles de la parte de economía política de su exposición, ya que hizo un planteamiento de la oferta a la demanda sobre el que cabría debatir en otro foro. En todo caso, sirvió para remachar el énfasis en la necesidad de aumentar los precios percibidos por los viticultores como única vía de garantizar la continuidad del cultivo.
En la sesión final de la Jornada, las aportaciones de los demás miembros de la mesa redonda demostraron que prácticamente todas las bodegas de la DD.OO. cuentan con uno o varios vinos elaborados con la variedad Bobal y, adicionalmente, mostraron la diversidad de modelos de negocio que caben en una zona vitivinícola tan extensa y heterogénea como Utiel-Requena. En ella coexisten bodegas “icono” con grandes productores de granel escasamente diferenciado, casi todos ellos empresas cooperativas, con precios y resultados económicos también muy diferentes. Las intervenciones de los enólogos y el empresario demostraron que la apuesta por la variedad está consolidada y que es posible hacer grandes vinos con ella.
Escuchando esas opiniones y saboreando la fuerza de uno de los vinos de los invitados era imposible no recordar que hasta hace poco más de dos décadas la Bobal era una variedad maldita, y que el camino para transformar la cenicienta en una princesa (parafraseando al enólogo Rafael Orozco en el documental de Zev Robinson y Albertina Torres dedicado a esta variedad) ha sido largo. Es por ello de justicia recordar en estos momentos de celebración (aunque quede camino por recorrer) el papel de los pioneros, de esas personas que creyeron en el potencial de esta variedad para producir vinos finos cuando la mayoría sólo la consideraban apta para producir graneles.
Aunque cabría remontarse a personas ya fallecidas como Pascual Carrión, o a algunos profesores de la Estación Enológica de Requena, cómo no citar a Félix Cuartero, actual Presidente de PROAVA, allí presente, incansable promotor y defensor de los vinos valencianos y, en especial, de su tierra. Todos ellos vieron y defendieron antes que nadie la capacidad de la variedad autóctona para mantener su acidez en un clima mediterráneo-continental y el poder de sus taninos suaves para envejecer con nobleza. Su intuición no fue suficiente para evitar el arranque de miles de hectáreas, pero encuentra hoy su recompensa en la prioridad actual de poner en valor lo propio, lo que ha demostrado su capacidad de adaptación a unas circunstancias ambientales y humanas específicas y aporta diferenciación.
Para finalizar, el primer Foro Bobal es una gran idea de la D.O.P. Utiel-Requena. La zona necesita espacios de encuentro, participación y debate para crear y estrechar vínculos, transmitir y compartir conocimientos y aprovechar oportunidades de colaboración entre todos los actores que pueden aportar valor a la producción vitivinícola. La competitividad territorial exige hoy promover y fortalecer clústeres y desarrollar proyectos conjuntos. La Denominación necesita mejorar su prestigio y su posición en el conjunto del sistema vitivinícola español, y eso exige trabajar en común, también con los agricultores, quizás los menos visibles en la cita del Foro. La dirección es correcta, y hay que seguir perseverando en la producción de buenos vivos basados en la Bobal; aunque hay que estar atentos para evitar caer en errores de comunicación que den más peso a la variedad que al territorio o que induzcan una visión de territorio monovarietal, descuidando la diversidad como factor de riqueza, competitividad y capacidad de adaptación al calentamiento global. Ojalá que la reivindicación de la gran variedad autóctona a través del Foro tenga continuidad y sirva como locomotora para avanzar hacia un ecosistema vitivinícola sostenible en Utiel-Requena.
Jose Alfonso
Sr. Compés, un artículo muy acertado. No hay muchos docentes de la UPV con ese conocimiento de la zona de UtielRequena y de sus vinos tan cercana y certera...felicidades!!